Madeira cuenta con una autopista de dos carriles con impresionantes túneles que atraviesan las enormes montañas, algo que en su día suponía una serie de maniobras realmente temerarias. Esto ha hecho que Madeira sea un destino mucho más asequible desde el punto de vista de la conducción. Ahora puede llegar de un lado de la isla al otro muy fácilmente y sin sentir que está “al filo del precipicio”. Todavía puede experimentar esas carreteras de infarto si así lo desea, pero al menos hoy en día se puede decir que puede elegir.

Se conduce por la derecha de la carretera y todos los coches poseen la columna de dirección a la izquierda. Los cinturones de seguridad son obligatorios en toda Europa. No se permite a los niños menores de 12 años ir en el asiento delantero. Las velocidades en ciudades y pueblos están limitadas a 40-50 km/h y en el resto, a 90 km/h. Aún puede encontrar carreteras estrechas de adoquines en las ciudades y pueblos. Algunas personas prefieren aparcar en los muchos aparcamientos y pasear por estas pintorescas callejuelas, mientras que otras disfrutan circulando con sus descapotables, con las gafas de sol puestas, tostándose bajo el sol y viendo cómo les miran.

Los conductores locales están acostumbrados a los numerosos turistas que vienen a la isla y son muy amables y respetuosos. Cuando salga de las ciudades y se aventure por las carreteras y terrenos montañosos, sepa que podrá reducir la velocidad usando su caja de cambios, manteniendo las pastillas de freno frías incluso en las cuestas más exigentes. Las gasolineras ya se encuentran en todos los rincones de la isla pero debe llenar el depósito antes de salir de Funchal para ahorrarse cualquier contratiempo. Manténgase siempre dentro de los límites de velocidad estipulados y recuerde que conducir bajo los efectos del alcohol es un delito en toda Europa. Tómese su tiempo, póngase los cinturones de seguridad, relájese y ¡disfrute de la belleza de Madeira!