• Levadas

Para los amantes de la naturaleza, caminar junto a una levada es una de las experiencias más únicas que se pueden tener durante su estancia en Madeira. "¿Pero qué son las levadas?", Puede preguntar. Estos son canales artificiales creados para transportar agua para el riego de los campos agrícolas de la isla. Estas acequias no son solo propias de Madeira, lo que las hace únicas es su accesibilidad y extensión. Ha de salir un poco de las carreteras principales para comenzar a apreciar el sinfín de acueductos por su belleza, por su perfecto diseño y por el valor y la determinación que se precisó para llevar a cabo el concepto y que durara hasta nuestros días. Siga los canales de agua y déjese guiar por los impresionantes paisajes de montañas y abismos. El asombroso sistema de irrigación de la isla comprende más de 200 levadas con unos impresionantes 3000 km (1864 millas) de canales, incluyendo 40 km (25 millas) de túneles, y el trabajo comenzó hace siglos.

Los primeros habitantes de la isla de Madeira comenzaron a cultivar las faldas de las montañas del sur, construyendo terrazas (“poios” en portugués). Los constructores, que en ocasiones utilizaron mano de obra esclava o de presos, hicieron las primeras canales de agua pequeñas, que llevaban agua para regar sus tierras desde los manantiales en lo alto de las montañas. Estos estrechos cauces caían en picado monte abajo, levantando espuma con toda su energía. Sus riberas muy a menudo están repletas de flores salvajes.

A comienzos del siglo XX existían unas 200 canales de agua, que recorrían unos 1000 km. Muchas eran privadas y la apropiación indebida del agua significaba que el activo más valioso de la isla estaba a menudo muy mal distribuido. De hecho, a mitad de los años 30 solo dos tercios de la tierra fértil de Madeira estaba cultivada y solo la mitad, irrigada. Solamente el Estado poseía los fondos necesarios para poner en práctica un programa de construcción lo suficientemente importante y la autoridad para hacer cumplir un sistema de distribución más equitativo.

En 1939, el gobierno portugués envió una misión a la isla con el fin de estudiar un sistema combinado de irrigación hidroeléctrico. Las nuevas levadas creadas a partir de estos planes, que eran pequeños canales anchos, recorrían los valles. Su flujo es permanente y sereno y sus riberas están repletas de agapantos y hortensias. Estas amplias vías fluviales primeramente se canalizan a una altitud de 1000 metros, donde la concentración de lluvia, rocío y manantiales es mayor. Luego se conduce por medio de tuberías hasta las estaciones eléctricas. Se encuentra al filo de la tierra cultivable (a unos 600 metros) y fluye hasta las zonas de regadío. La distribución la realiza el “levadeiro” (la persona encargada del mantenimiento), que dirige el caudal a cada propietario. Levadeiro es una de las profesiones más antiguas de Madeira, la persona responsable de abrir y cerrar las entradas de las levadas para que los agricultores puedan regar sus tierras, pagando el agua por hora.

La mayoría de los planes de desarrollo incluidos en esa misión se mejoraron en 1970 y entre los proyectos más importantes se encontraban el de la “Levada do Norte” y la “Levada dos Tornos”, que podrá ver cuando haga senderismo o de visita. Se tardó 25 años en completarse y todo fue hecho a mano. ¿Cómo se ahondaron los túneles en el sólido basalto? ¿Cómo canalizaron los obreros las “levadas” a medio camino entre el cielo y la tierra? A menudo, como ocurrió en la construcción de la peligrosa carretera entre São Vicente y Porto Moniz, estaban suspendidos sobre el abismo en cestas de mimbre, mientras luchaban contra la inquebrantable roca con picos. Muchos perdieron la vida para que el agua y la electricidad llegaran a los isleños y para solaz de los caminantes.

Entonces, si tiene la sana costumbre de caminar en busca de aire fresco y la paz espiritual o simplemente quiere descubrir la isla a pie, hay varios paseos levada maravillosos para elegir.