• Madeira - The People

Solo desde hace algunos años podemos hablar de madeirenses como un colectivo, ya que la orografía de la isla había separado más que unido a las varias comunidades de la isla. Aunque sus orígenes son indudablemente portugueses, las costumbres, los dialectos y el desarrollo de cada distrito fueron muy diferentes. Hoy en día, la política, las carreteras y la cultura popular han unido las distintas partes de la isla en un todo más homogéneo, haciendo que las diferencias más notables se hallen ahora entre la capital, Funchal, y el campo.

Quizá lo que más haya servido de catalizador para unir a toda la isla sea la influencia de la Iglesia Católica, ya que los isleños son bastante practicantes. Pero estas gentes temerosas de Dios también saben aprovechar la multitud de ocasiones que ofrece la religión institucionalizada para una dar una buena "festa". Solo en junio hay hasta tres festividades en las que se celebran los días de São João, São Pedro y Santo Antonio.

Avenida Arriaga - Funchal

Según su origen, los nativos de Madeira son campesinos, ya que la isla fue poblada principalmente por habitantes de la región del Algarve, en Portugal. Aún hoy en día la mayor actividad económica fuera de Funchal es el cultivo de minifundios, que en su mayoría no miden más de 1000 m2 cada uno. Muchas de las populares "festas" que se celebran por toda la isla están vinculadas a ciertos productos como la cereza, la castaña, la caña de azúcar o el vino.

Rua Fernão de Ornelas - Funchal

Cuando las cosechas eran malas y la tierra hubo de fragmentar por debajo del nivel de subsistencia, el último recurso de los isleños fue la emigración. Al ser una isla en medio de las grandes rutas entre Europa, África y Latinoamérica, era lógico que muchos buscaran su fortuna (o mejor dicho, escaparan de su infortunio) en tierras allende los mares. El emigrante trabaja duro para regresar a esta bella isla y a los brazos de su familia rota, que ha esperado tanto tiempo por su vuelta. Alrededor de 750.000 personas, sobre todo en Sudáfrica, Venezuela y cada vez más en los países de la UE, se llaman a sí mismos “madeirenses”.