• Porto Santo

João Gonçalves Zarco y Tristão Vaz Teixeira descubrieron la isla de Porto Santo en 1418, durante el reinado de Juan I de Portugal.
Según los archivos, bautizaron la isla de esta manera (Puerto Santo) al encontrar refugio tras una tormenta que los perseguía. Su primer capitán fue Bartolomeu Perestrelo, nombrado por el príncipe Enrique el Navegante, que comenzó a organizar los primeros asentamientos. Aunque la cría de ganado y el cultivo de cereales y viñedos comenzó a dar sus frutos, la caña de azúcar no encontró condiciones favorables.

El descubrimiento fue un primer paso de suma importancia para los siguientes viajes realizados a lo largo de la costa occidental de África hasta el Cabo de Buena Esperanza, desde allí a las Indias Orientales y, finalmente, a Japón. Cristóbal Colón, que se casó en Porto Santo con Doña Felipa (hija del primer capitán, B. Perestrelo), vivió en la isla durante algún tiempo.
Situada en el hemisferio norte, a 32º de latitud, este territorio de aproximadamente 42 km2 está casi completamente cubierto de materia calcárea, sobre todo en el norte. Está asegurada en caliza, como se ve en diversos puntos. Posee varios picos, también casi todos presentes en el norte, siendo el más alto el “Pico do Facho”.

Pico Ana Ferreira

Aún siendo parte del archipiélago, Porto Santo no se parece mucho a su isla vecina. Mientras que en Madeira reina el verdor, ésta carece de vegetación y la costa sur está rodeada de una larga playa de 9 km de arenas rubias, lo que la convierten en una apreciada zona turística.

Hoy en día muchos turistas visitan Porto Santo para disfrutar de unas vacaciones de solaz, ya que la isla ha conservado un aire de paz único. Dado el aislamiento, se han conservado algunas de las tradiciones más antiguas de los primeros habitantes. Su clima moderado durante todo el año es su mayor atractivo.

El turismo ha dado a Porto Santo un creciente dinamismo económico. La construcción de su excelente aeropuerto en 1960, expandido en 1973, fue un factor decisivo en la expansión económica y turística de la isla. Los hoteles ofrecen un buen estándar de alojamiento y una amplia gama de actividades de ocio como el tenis, el voleibol, el windsurf, tours por la isla, entre otras actividades.

La gastronomía, especializada en platos locales, puede degustarse en varios establecimientos, desde los modernos a los típicos, permitiéndose en todos ellos que el visitante pueda disfrutar de unas vacaciones de ensueño.