• Santa Maria Maior Mother Church/Santiago Menor Church

Hacia finales del siglo XV y comienzos del XVI, la población de Funchal creció vertiginosamente y, como ocurría en la época, las instalaciones sanitarias y la higiene no eran suficientes como para adaptarse al creciente número de habitantes, lo que favoreció que surgieran los brotes de peste que devastaron la isla de 1521 a 1523.

A la luz de esta catástrofe, en enero de 1523 las autoridades se unieron en la Sé Catedral para elegir un santo patrón para la ciudad de Funchal. Como si de una lotería se tratara, escribieron los nombres de los Santos Apóstoles, la Virgen María y San Juan Bautista en el sombrero de un niño.

De este modo se eligió a Santiago el Menor para proteger a Funchal y el 21 de julio de ese mismo año su imagen se sacó en procesión hasta los límites de la ciudad, donde se le comenzó a construir una pequeña capilla consagrada.

Sin embargo, las obras se retrasaron y tras el terremoto de 1538 la preste brotó de nuevo. Por ello el 1 de mayo, día del santo patrón, se decidió realizar otro peregrinaje para renovar los votos. La leyenda dice que no hubo ningún caso de peste más tras esa procesión y, por ello, es el 1 de mayo cuando se celebra hoy en día.

La iglesia de Santa Maria la Mayor, que puede verse en este lugar, presenta las características del barroco de mitad del XVIII, aunque influenciada por la típica austeridad de las construcciones insulares. La fachada consta de una obra de mampostería tradicional y las puertas, que aún conservan las maderas originales, son la mejor obra en este material de toda la isla.

Iglesia Madre de Santa Maria la Mayor / Santiago el Menor

Unos pocos escalones conducen a una pequeña plaza con grandes árboles, que está vallada con postes de hierro y da acceso a las instalaciones del servicio a la comunidad y a la residencia parroquial. Aquí verá la estructura arquitectónica de la vieja capilla de los siglos XVI y XVII.

A lo largo de los siglos, el interior de la capilla sufrió un sinfín de remodelaciones, de modo que queda muy poco de la original. Lo único que permanece es un gran y exótico sagrario de madera y una cruz del XVI que se cedió para que la gente pudiera besarla durante las ceremonias religiosas y que ahora está en exposición en el Museo de Arte Sacro.