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El gusto por los objetos, sobre todo los relacionados con Madeira, tuvo en Frederico Augusto de Freitas, un notario de la capital, un meticuloso y dedicado coleccionista. Cuando se mudó a esta casa, encontró el suficiente espacio para ubicar las cientos de piezas que había estado coleccionando durante toda su vida. Encontrará casi de todo en este museo, desde mobiliario de estilo inglés, marfil y cuadros, a cerámicas, imágenes religiosas y una asombrosa colección de azulejos con vidriado... por solo nombrar parte de lo expuesto.
Cuando Frederico de Freitas falleció, donó su colección a la Región Autónoma y seguidamente el edificio fue expropiado por el Gobierno Regional. Al final, se comenzó a reconstruir y a restaurar con el fin de abrirlo al público en forma de museo.
Con la mesa siempre puesta, las flores frescas en los jarrones y el jardín de invierno perfectamente cuidado... ¡ tendrá la impresión de que realmente hay alguien viviendo en esta casa!
