Todo turista de Madeira debería visitar obligatoriamente este lugar, que merece muchísimo la pena. La “Madeira Wine Company” (‘The Old Blandy Wine Lodges’), como también se la conoce, está situada dentro del complejo que perteneció en su día al Convento de São Francisco. Se accede al local por una de las calles más antiguas de Funchal y aún podrá ver dónde se encontraba la capilla.

En la actualidad se ha convertido en un museo. Es mejor comenzar la visita por la Sala de Degustación de Vino, donde decoran las paredes una serie de pinturas rurales de Max Römer relacionadas con la viticultura y donde podrá probar los famosos caldos Sercial, Verdelho, Bual y Malvasia.

Tampoco debe perderse la visita a la Bodega, donde podrá ver muchos vinos añejos, algunos del siglo XVIII, además de toneles hechos de roble y caoba donde se maduran los vinos.

El museo consta de tres salas, en las que encontrará una variada documentación, como manuscritos relacionados con la administración de las casas de exportación de vino, cartas de personalidades famosas, una prensa de vino del XVII y zunchos para asegurar los barriles y toneles.

La madera Wine Company fue creada en el año 1913, juntando varias empresas y productores independientes.

El primer fuerte de Funchal fue construido tarde, de los años 1529 a 1540, en una súplica de la población de Funchal tras ver cómo saqueaban una nave que estaba atracada en el puerto de la ciudad. Pero la construcción, que se completó hacia la mitad del siglo XVI, no era una fortificación apropiada y en consecuencia sucumbió a los ataques de los piratas franceses en 1566. Durante los años siguientes y hasta el siglo XIX, se realizaron muchas mejoras, cambios y ampliaciones con respecto a la construcción primitiva, de modo que el Palácio de São Lourenço que ha sobrevivido hasta ahora pertenece a uno de los mejores ejemplos de fuertes portugueses de los siglos XVI y XVII.

Al comienzo de su andadura, la Fortaleza de São Lourenço sirvió como residencia de los muchos capitanes y gobernadores de la isla, llegando a ser con el tiempo un palacio nacional de residencia. Fue catalogado como Monumento Nacional en agosto de 1943 y en él reside hoy el Primer Ministro de la Región Autónoma y el Jefe Militar.

En el fuerte podrán ver una exposición permanente, organizada por el Jefe Militar y abierta en julio de 1993, en la que se cuenta su historia y su desarrollo. El Palacio Nacional de su interior puede visitarse tras una cita previa con la oficina del Primer Ministro.

Situado en el corazón de Funchal, en la Avenida Arriaga, el Teatro Municipal Baltazar Dias es uno de los principales centros artísticos y culturales de la isla, y alberga una amplia gama de eventos, que incluyen teatro, música y exposiciones. Los festivales, como el Festival literario de Madeira y el Festival de cine de Madeira, también son muy bien recibidos por el público. De hecho, esta sed de cultura fue lo que motivó la construcción del teatro en primer lugar.

Dado que había numerosos espectáculos y actuaciones artísticas en la isla, la población sintió la necesidad de un lugar permanente y apropiado para alojar todos esos eventos. Conforme a la petición del pueblo, en 1880 se fundó una compañía especialmente para construir un teatro digno de la ciudad de Funchal. Pasado un tiempo, el municipio se hizo cargo del proyecto y la compañía fue disuelta. El arquitecto responsable del proyecto estaba muy inspirado por la Scala de Milán, un modelo de teatro en boga durante esos años por toda Europa.

En 1887 se inauguró al público con una actuación el Teatro Dona Maria Pia, en honor a la Reina portuguesa, se presentó al público con una actuación inaugural.

Después del establecimiento de la República Portuguesa, el teatro cambió su nombre unas pocas veces más. Recién en 1935 comenzó a llamarse Baltazar Dias, en honor al gran poeta y dramaturgo ciego nacido en Madeira, que tuvo un papel relevante en la historia del teatro portugués.

Cada detalle posee su propia personalidad, su propio mensaje, su “toque” particular. Si visita el edificio, podrá descubrir máscaras del teatro griego, un reloj dorado que marcaba la duración de cada acto, nubes en el techo…

En 1685 se destinó un terreno junto a la Sé Catedral para construir un hospital para los pobres, llamado más tarde Hospital de Santa Isabel y que entró en funcionamiento en 1686.

En 1927 comenzaron unas importantes obras de renovación y en 1931, al acabar la construcción del Hospital “Marmeleiros”, trasladaron a los pacientes del Santa Isabel a este nuevo centro.

En 1933 el antiguo hospital fue cedido a la Junta de Gobierno del distrito. Hoy en día, algunos departamentos del Gobierno Regional ocupan este edificio, que aún presume de muchos e interesantes elementos arquitectónicos, como los azulejos portugueses recuperados del siglo XVII.